lunes, 13 de septiembre de 2010

RIAL EN EVENTO DE IPROFESIONAL


          La viceministra de Trabajo, Noemí Rial disertó el jueves 9 de septiembre, sobre “Modalidades de contratación” y “Trabajo no Registrado”, en el evento organizado por iPrifesional.com denominado NUEVO ESCENARIO LABORAL. La cita fue en el salón Retiro del Hotel Sheraton de CABA.


          En la disertación la viceministra enfatizó “hay que terminar con la idea de que es un gran negocio tener trabajadores no registrados, lo que tiene que pensar el empleador es que el blanqueo de sus trabajadores le da seguridad jurídica ante un accidente por ejemplo”.

          También habló de la importancia que tuvo el Programa de Recuperación Productiva en la crisis del 2008-2009 destacando que “la mayor cantidad de empresas beneficiadas por el REPRO fueron las PYMES, o sea empresas con menos de 50 trabajadores, que eran las más afectadas por la debacle financiera”.

          Algunos de los temas que se trataron fueron “Los beneficios y las sumas no remunerativas”, Dr. Hernán Cuenca Martínez, gerente Senior Estudio PricewaterhouseCoopers; Proyecto de Ley en el Congreso: “Paquete de iniciativas para reformar la ley de Contrato Laboral”, Dr. Alfredo Martínez, presidente Com. Trabajo y Previsión Social del Senado; Obligaciones tributarias, previsionales y laborales: Los “empleados-monotributistas”, Dr. Carlos Sánchez, Director de Recursos de la Seguridad Social; entre otros.

martes, 7 de septiembre de 2010

“Antes de fines de 2011...”

Domingo, 5 de septiembre de 2010


Por Tomás Lukin

La secretaria de Trabajo, Noemí Rial, reivindica las negociaciones salariales colectivas y considera saludables los conflictos intersindicales. En una entrevista con Cash, la funcionaria, que acompaña al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, hace 8 años, apunta a las compañías de alimentación por reproducir condiciones de trabajo decimonónicas y refuta a empresarios que sostienen que los aumentos salariales generan inflación. Rial cuestiona el rol secundario que ocupan las cuestiones laborales en el discurso de los principales exponentes de la oposición.

“Cuando empezamos la gestión dijimos que era posible bajar el desempleo antes de 2009 y lo hicimos en 2007. Podemos llegar al 5 o 6 por ciento de desempleo antes de finales de 2011, están dadas las condiciones para llegar al pleno empleo. Así se puede incorporar a los nuevos trabajadores como los jóvenes. El trabajo es la única forma para garantizar la distribución del ingreso.”

¿Por qué tiene tanta difusión mediática cada una de las negociaciones salariales?
–Las negociaciones implican la recomposición de los salarios, recuperación del empleo, evidencian el crecimiento, el mayor consumo interno y cierta estabilidad económica. Es un proceso que se incorporó en 2004 con bastante dificultad. La magnitud de los incrementos de 2007, 2008 y durante la crisis de 2009 hizo que se volviera un tema relevante de difusión.

¿Hubo una mejora cualitativa en esas negociaciones?
–Sin el proceso de crecimiento desde 2003 no es posible tener la cantidad de negociaciones salariales que hay hoy, pero se puede tener paritarias sin que haya mejoras salariales. Donde los convenios tenían como base las sumas no remunerativas, los tickets canasta, había incremento en el bolsillo del trabajador a costa de la seguridad social y los propios asalariados. Las sumas no remunerativas en los convenios van a desaparecer hacia mediados de 2011 y pasan a ser parte del salario. Fueron una buena herramienta para comenzar a negociar a la salida de la crisis de convertibilidad, pero ahora la mayor parte de los colectivos laborales superan las pérdidas de 2001 y hay que empezar a que todas las sumas sean parte del salario.

¿Las mejoras salariales inquietan a algunos sectores del empresariado?
–No pueden sostener muchos de sus argumentos. No pueden decir que los costos salariales les impiden competir. En alimentación, un rubro muy sensible en los índices de precios, los costos salariales a valor dólar están más bajos que en 2001 y medido en pesos aumentaron solamente 4,6 por ciento. No pueden decir que los aumentos salariales generan inflación. Los costos salariales no impiden la competitividad.

Entonces los que deben estar inquietos son los trabajadores por los aumentos de precios.
–No, los trabajadores deben seguir negociando salarios más allá de la inflación. La negociación por inflación es la que hacía mi amigo Saúl Ubaldini en el ’86. Ahora lo que plantean los sindicatos es un conocimiento más vasto de la actividad. Si negocian con una cámara exportadora recurren a otros argumentos, como los precios internacionales y las cantidades exportadas. De ahí surge el 50 por ciento de la rentabilidad de esas empresas. La inflación y los precios locales de esos productos pierden relevancia.

Otros sectores no exportan y dependen de la importación.
–En esos sectores, como algunas ramas de la industria textil, el Estado tiene que colaborar para que algunas categorías del convenio estén por encima del Salario Mínimo Vital y Móvil. Este año tuvimos una negociación muy dura con los empresarios del Vestido. Ofrecieron un 10 por ciento y con eso de ninguna manera ese colectivo de trabajadores alcanza un salario mínimo de bolsillo que supere al SMVM. Por eso el Ministerio de Trabajo ofreció un laudo. En este momento el promedio salarial se ubica entre 2600 y 2800 pesos. Pero nosotros sabemos que en algunas actividades, como vestido y calzado, donde las cadenas de valor están muy distorsionadas y hay mucho empleo no registrado, no se registran esos valores.

Encuadramiemto
¿Que sucedió entre el gremio de Camioneros y la empresa de venta de materiales para la construcción Rabe?
–Camioneros está reclamando por el encuadre de algunos trabajadores dentro de su convenio. La firma dice que en algunos casos eso es pertinente pero que en otros se superpone con otros gremios. Eso es lo que estamos discutiendo. Se dictó la conciliación obligatoria, Camioneros la acató, levantó los bloqueos y fijó una audiencia para el lunes (por mañana). Ahí se empezará a discutir un acuerdo que equilibre el reclamo de un lado y del otro.

En el sindicato de Comercio sostienen que el gremio que encabeza Moyano “no respeta los encuadres gremiales” y que el Ministerio de Trabajo siempre falla a favor de Camioneros.
–En principio tengo que responderles que las actividades han cambiado mucho. El convenio de Comercio habla de empleados de comercios y la incorporación del sector servicios en su estatuto los llevó a firmar convenios colectivos en los puertos. Como en la década del noventa, Comercio tenía un acuerdo más lábil todos aspiraban a estar dentro de ese convenio. Es cierto que Comercio comprende en su estatuto a la logística, pero Moyano no se está saliendo de su personería gremial sino que le interesan los camioneros y los auxiliares que están en el marco de esa actividad, no reclama al vendedor, al que arma los pedidos o al cajero. El problema de Comercio es que los tenía a todos los trabajadores y es el que está perdiendo. Entiendo que no estén contentos, pero el Ministerio de Trabajo no encuadra, sino que resolvemos conflictos. No decimos “todos los trabajadores de logística son de Camioneros”. El encuadre convencional está en manos de la Justicia. Ninguno de los dos gremios quiere ir a la Justicia donde se analizaría no un caso puntual, sino que definirá los límites entre ambos sindicatos para, por ejemplo, toda la actividad de logística.

¿Esa es la única disputa intersindical por el encuadre de los trabajadores?
–No. Sólo adquiere trascendencia en los medios, pero esos reclamos son parte de la vida sindical. Es saludable que los sindicatos se fuercen por tener más afiliados. Todos tratan de avanzar sobre otros ámbitos con mayor o menor suerte. Además el mundo laboral cambió y aparecieron actividades que no las contemplaba nadie que son disputadas entre distintos sectores. ¿Comercio no se acuerda de los conflictos que mantiene con gastronómicos por turismo? Cada vez que uno de los dos sindicatos firma acuerdos salariales por ese ámbito el otro lo impugna. Hay problemas entre Smata y el gremio de las estaciones de servicio, donde ese último está peleando por recuperar el espacio que perdió en Mar del Plata por una sentencia judicial. Existió también una disputa importante entre Smata y UOM en los ochenta por las terminales automotrices. En los noventa llegamos al escándalo del convenio colectivo de General Motors que apenas se instaló se sentó a negociar con ambos el primer convenio colectivo sin haber siquiera incorporado trabajadores. Lo que los medios cuestionan es la metodología para llamar la atención. No es algo tan dramático.

Acuerdos
Finalizó la negociación salarial del sindicato de Sanidad con un incremento en las remuneraciones del 27 por ciento. ¿Ese ajuste puede impactar sobre los costos de las prepagas y obras sociales?
–Las prepagas ya aumentaron dos veces este año. Así ya hicieron un colchón suficiente para poder pagar. Hace menos de un mes sobreaumentaron 15 por ciento. Con las obras sociales, hace varios años que la Superintendencia de Servicios de Salud certifica que si es necesario aumentar para que los trabajadores perciban los incrementos salariales se hace, pero en este caso no será necesario. El resto de la salud se rige por otra normativa.

El Ministerio de Trabajo considera totalmente finalizado el conflicto en Kraft.
–Cuando los conflictos se extienden por demasiado tiempo pierden los trabajadores. La peor consecuencia que puede tener una huelga es que despidan trabajadores y que después en la negociación no se logre reincorporarlos. Lo de Kraft terminó así. Reincorporaron a muchos pero quedaron 19 afuera. Por suerte se pudo consolidar la posición de los delegados. No se rompió la estructura interna de la fábrica. El tema económico no existía, empezó por la gripe A y una serie de reclamos, pero no se pudo avanzar en mejorar las condiciones de la actividad. El otro día hablando con el presidente de la Copal le decía que no puede ser que en cada establecimiento alimentario que vamos nos encontramos con situaciones decimonónicas. Son empresas que ganan muy bien y tienen que mejorar las condiciones de trabajo. Mejorar las condiciones laborales de los asalariados. En Felfort verificamos todas las denuncias que nos habían hecho; con Kraft pasa lo mismo. Si tenés buena productividad, el costo laboral es bajo, ¿por qué no mejoras las condiciones laborales? Estos conflictos toman estado público pero de ese tipo tenemos muchos que se solucionan en silencio sin pérdida de puestos de trabajo.

En vistas a las elecciones presidenciales de 2011, ¿qué aspectos de la política laboral considera son los más relevantes?
–Hay algunos aspectos sobre los que no puede volverse atrás como la movilidad jubilatoria, la Asignación Universal por Hijo o la estatización de las AFJP. En el ámbito del Ministerio de Trabajo, la negociación fue impulsada por la derogación de la Ley Banelco. Si viene un gobierno que tenga tendencia a la negociación por empresa pueden atomizar, debilitar la negociación colectiva como ocurrió en los noventa. Lo mismo puede suceder con el Salario Mínimo. Los convenios marco hoy permiten poner pisos salariales en las distintas actividades. El trabajo es un área muy sensible a los cambios. Pueden revertir la devolución de las facultades que tenemos para inspeccionar y que quede todo en manos de las provincias. Si se suspenden los incrementos salariales o bajás salarios achicás el mercado interno

“El empleado debe acceder al balance para conocer el destino de la empresa”




Publicado el 5 de Septiembre de 2010



Por Mariano Beristain

Recuerda que el derecho de los trabajadores a participar en las ganancias y el directorio figura taxativamente en la Constitución y en la Ley de Contrato de Trabajo. “No creo que tengamos ninguna duda en acompañar la iniciativa”, asegura.



La viceministra de Trabajo, Noemí Rial, conversó durante dos horas con Tiempo Argentino. La entrevista íntegra de Rial hubiera completado cuatro páginas sabrosas, sin desperdicio. Tuvo definiciones políticas interesantes, y también demostró sus conocimientos de los distintos rincones del trabajo. Rial habló en profundidad de la participación de los trabajadores en las ganancias, un tema controvertido para los empresarios pero que está contemplado en la Constitución. No eludió una sola pregunta, habló del trabajo en negro y de la ley de riesgos, dos de los costados sensibles de la política oficial. No se la pierda.

–A medida que transcurre el tiempo, los actores ganan experiencia y las negociaciones paritarias se complejizan...
–Es verdad, ya no son simplemente venir y pedir un incremento. Empresarios y trabajadores conocen muy bien la actividad y los resultados económicos, porque algunas empresas cotizan en la Bolsa. De hecho, el gremio de la alimentación logró un aumento del 32% porque partió de una base salarial muy baja, y cuando los empresarios vinieron a plantearle que era muy alto el reclamo, la Federación se presentó con los balances en la mano y les dijo: “señores, ustedes cotizan en Bolsa, tuvieron un incremento del 40% de sus ganancias y vienen aumentando los precios desde agosto del 2008. Queremos un aumento de salarios en serio”. Esta forma de negociación es distinta. Los trabajadores frutícolas manejan los datos de exportación de Expofruit y Moño Azul porque las empresas siempre se sientan en la mesa y dicen que están perdiendo dinero, que ese año no tienen compradores.

–Para afrontar con éxito este tipo de mediaciones, ¿Trabajo tiene qué articular la información con otros ministerios?
–Sí, por ejemplo, con el secretario de Pesca, Norberto Yaguar, hablo más que con mi marido, porque ellos están renovando los permisos de pesca en una negociación consensuada con sindicatos y empresarios. Además, se sientan a actualizar los convenios que no renovaban hace 20 años. Nos sentamos y firmamos un acuerdo, que tiene un ribete económico para los empresarios y uno laboral para los sindicatos que pueden renovar salarios. También ocurrió en el caso de un conflicto de petróleo y gas, llamé a el (subsecretario) Roberto Baratta para comunicarle que había un conflicto, él se puso al habla con el dirigente, yo conversé con el gobernador y el secretario de Trabajo provincial. Fuimos armando una trama que, finalmente, terminó con una conciliación obligatoria conjunta de la provincia y la Nación. Se solucionó el conflicto. El Ministerio de Trabajo en otras épocas era una oficina de Economía. Ahora, en cambio, nos consultan. En estos siete años hemos tomado algunas decisiones que han jerarquizado el Ministerio.


MÉTODOS DE PROTESTA
–El establishment económico está furioso con (Hugo) Moyano…
–Cada vez que aparece el Sindicato de Camioneros hay una actitud de enojo, quejándose por los bloqueos. Yo te puedo decir, sin que eso implique un acuerdo con la metodología, que cuando camioneros plantea un reclamo es porque, como diría Evita, ahí hay un derecho.

–Cuestionan la metodología, pero olvidan la razón del reclamo…
–Hay una posición de una parte de la sociedad, impulsada por algunos actores sociales, que criminalizan el reclamo. Estoy viendo el escándalo que hacen con los chicos, considerando una barbaridad que un dirigente estudiantil quiera hacer política. Y enganchan a los padres y a algunos oyentes que dicen disparates, cuando realmente todos empezamos haciendo política en la vida estudiantil. ¿Cuántos años hace que el Mariano Acosta se está cayendo a pedazos? Y es uno de los mejores colegios de formador de formadores. Entonces, ¿qué tiene de malo que los chicos tomen el Buenos Aires para evitar que vendan los terrenos de la costanera? Ahora, cuando cortan la calle en Caballito porque no quieren un edificio más alto de ocho pisos está perfecto. La Ciudad de Buenos Aires es una rica, no tiene por qué tener escuelas descalabradas.

LEGISLACION LABORAL
–Todavía queda de pie mucha legislación laboral de los ’90…
–Dividiría el tema en dos ámbitos: el del derecho colectivo y el individual. En cuanto al primero, el ministerio logró derogar la ley Banelco. No hubiera habida negociación colectiva si persistiera esa normativa. Además, incorporamos cambios sobre servicios esenciales, una comisión de garantía absolutamente independiente, somos una de las legislaciones más modernas del mundo. El otro día la OIT, que siempre nos reta, nos elogió. Queremos acabar con esa legislación vergonzante del año 1956, que regula el trabajo rural y la Ley de trabajo a domicilio.

–¿Y en materia de derecho laboral individual?
–Se creció mucho con los proyectos que aprobó el Congreso. Por ejemplo, el artículo de irrenunciabilidad de los derechos. Así, por más que el trabajador firme 25 papeles, siempre puede reclamar, porque se considera que estaba bajo presión o que se violentó su voluntad. Además, se derogaron los tickets, un calvario para los trabajadores, que en la década de 1990 era la única manera de conseguir aumentos salariales. Ahora se está trabajando para eliminar las sumas no remunerativas, de forma paulatina, para que los convenios colectivos lleguen al 2011 con todas las sumas remunerativas. Esto es muy importante para el trabajador y para la seguridad social. Creo que lentamente, por el trabajo del doctor (Héctor) Recalde, se fueron incorporando artículos a la Ley de Contrato de Trabajo de antes de la dictadura. Quizás falta restablecer aquellos artículos donde había mayor participación del sindicato y que ayudarían a terminar con el trabajo en gris, que era la necesidad de que estuviese el delegado cuando se pagasen los salarios. En este caso, con la bancarización, se entrega el recibo del pago del salario y después es difícil verificar si el empleador no paga una parte del salario en negro porque, muchas veces, lo que figura en el recibo es el salario de convenio.

PARTICIPACIÓN EN LAS GANANCIAS
–El artículo 14 bis de la Constitución Nacional establece la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. Hace poco lo planteó Recalde. ¿Qué opina?
–La Ley de Contrato de Trabajo también lo menciona. El problema fundamental para la participación en las ganancias es que hay que institucionalizarlo en el Balance Social, que fija la Ley 25.877. Las empresas con más de 300 empleados deben entregar a los trabajadores el Balance Social con una copia al Ministerio de Trabajo. Pero menos del 20% lo hace. No obstante, si no tengo acceso a la información de la empresa, como sindicato y trabajador, va a ser difícil que pueda participar en las ganancias. Puedo tener una participación ficta, no una real. El segundo tema es volver a incorporar la presencia de un directivo sindical dentro de la conducción del directorio de las empresas para conocer el manejo efectivo de las mismas.

–¿Hay casos en la Argentina?
–Una de las que tiene participación en las ganancias es el sindicato de la UOM, de Naldo Brunelli, en una planta de Siderar. El gremio sabe la cantidad de camiones que ingresan y salen, a quiénes se venden, cómo se vende. La información les permite sentarse a discutir sobre la participación en las ganancias, saber de qué se está hablando. También están aquellos casos de una cantidad de sueldos de premio anuales, pero eso no es una participación en las ganancias sino que es una compensación de la participación en estas. Lo genuino sería decir: el 1% o el 5% se reparte entre los trabajadores. Ahora es más fácil hacerlo con aquellas firmas que tienen balance social.

–¿Por qué solamente el 20% de las empresas presentan el Balance Social?
–Porque no lo reclaman los sindicatos. Está en cabeza de las actividades sindicales, la obligación, el compromiso y el derecho. Nosotros recibimos copia, e incluso está establecido que no podemos hacer difusión de esos datos.

–Y, ¿a qué sectores pertenece ese 20%?
–En general, los bancos, Telefónica y Telecom, las petroleras. Pero los grandes hipermercados, por ejemplo, no lo presentan, aunque la ley dice que es obligación hacerlo frente a la asociación sindical para darle participación a los trabajadores, con copia a la Secretaría de Trabajo.

–¿El Estado tiene alguna forma de exigirle al otro 80% que entregue Balance Social?
–Tenemos que empezar a trabajar con los sindicatos. Me imagino que es un buen momento para que las grandes empresas entreguen el Balance Social.

–Si se aprueba el dictamen en Diputados de la participación de los trabajadores en ganancias. ¿Cuál va a ser la respuesta del gobierno?
–No creo que tengamos ninguna duda en acompañar, ninguna en absoluto, porque está en la Constitución Nacional, está en la Ley de Contrato de Trabajo y es una vieja aspiración de los trabajadores. Además, la Argentina lo tuvo. En 1975, Segba tuvo directorio obrero y participación en las ganancias. En el caso de Aysa, el sindicato tiene, por el Programa de Propiedad Participada (PPT), un director en el directorio de la empresa con acceso a la información. Nosotros tratamos mucho con Atos, que tiene un convenio casi modelo por el cual también hicimos un Balance Social accesible a los trabajadores. Porque la otra trampa es que la empresa te entregue el balance que le da a los accionistas, que es chino básico. En cambio, el Balance Social, como la ley dice, tiene que ser accesible al trabajador: debe incluir inversión, si va a incorporar tecnología o reducir puestos de trabajo y accidentología. Ese Balance Social tiene que dar todos los datos que el trabajador debe tener para saber cuál es su destino en esa empresa y el futuro de esta. Es cierto que tendríamos que sentarnos con la CGT para exigir el Balance Social. Creo que si se aprueba la ley Recalde va a surgir automáticamente.

TRABAJO EN NEGRO
–El otro problema es el trabajo en negro… porque detrás se esconde la pauperización del empleo
–En los últimos años reducimos el trabajo en negro del 50% al 30%. Es un número importante por el tiempo que lleva el gobierno de la Nación. A todos nos gustaría irnos con 0% de trabajo negro. Además, recuperamos la inspección. El Ministerio de Trabajo en los ’90 perdió la capacidad inspectiva, que por ley se la dieron a las provincias, y muchas de ellas no tienen recursos para hacerla en serio, otras tienen recursos y deciden hacerlo o no hacerlo. Cuando llegué a esta Secretaría había 40 inspectores en todo el país, ahora hay 450. Empezamos a trabajar con las provincias. Y el 90% de las provincias nos acompaña porque nosotros podemos aportar los medios. En cambio, hay otras provincias que por su color político se oponen, entre ellas la Ciudad de Buenos Aires. En Capital Federal uno de los sectores más complicados es el textil. Nosotros vamos solos, pero si fuéramos con la ciudad, el despliegue sería más importante porque además tenemos que ir con migraciones y resolver el problema de los trabajadores que están en condición de semiesclavitud.

–¿En qué sectores económicos el trabajo en negro es más grave?
–El primero, lejos, es el campo. La mayor parte de los trabajadores de temporadas están en negro. Ahí con el actual gobernador del Chaco, entonces senador (Jorge) Capitanich, sacamos el famoso convenio de corresponsabilidad gremial que se va a firmar con el tabaco, donde lo que se hace es firmar una tarifa que abarque aportes, contribuciones y obras sociales que el empleador paga en el momento que vende su producto. De esa manera no puede decir que carece de dinero y permite conocer los trabajadores que efectivamente han trabajado. La estimación presunta también nos puede ayudar, porque cuando la AFIP vaya y diga tiene tantas hectáreas, cultiva soja, que necesita tantos trabajadores por hectárea, sólo figuran cuatro y le corresponden más, tiene que pagar por la diferencia. Entonces, lo van a blanquear.

–¿Qué otras medidas conjuntas han tomado?
–Inspeccionar en el campo tiene determinadas características que nosotros tomamos como cómicas, pero que en algún momento fueron dramáticas. En el NEA, nos han dado vuelta camionetas, nos han encerrado inspectores, nos han acompañado amablemente al límite del pueblo para que nos fuéramos. Vamos con la Gendarmería. En algunos lugares de Corrientes les avisan y se escapan por el campo. Lo mismo pasa con el trabajo infantil. Estas cosas que parecen del siglo XVII aún ocurren. En algunos casos, con los gobernadores, hemos logrado que esos sectores empezaran a blanquear a sus trabajadores. En el trabajo doméstico se blanquearon muchas trabajadoras, pero es muy complicado porque no puedo entrar a una casa particular a verificar el aporte. El tercer foco es el tejido, pero ahí no hay que luchar sólo contra los talleres clandestinos sino contra las grandes marcas, porque el problema es si nos quedamos inspeccionando al señor boliviano cuando el problema es la cadena. Después está el tema del empleo tercerizado no registrado en la construcción