Mi vida

Porteña

Nací el 28 de abril de 1947. Soy hija de inmigrantes españoles y pasé toda mi infancia en el mismo barrio que me vio nacer, a unas cuadras del Congreso, en la esquina de Tucumán y Rodríguez Peña. Nunca me alejé más de 20 cuadras de donde crecí.

Mi papá, Antonio Rial, era acomodador del Teatro Astral, hincha de Independiente y socialista. Sin embargo, en los años ’40 renunció al partido porque creía que ya no representaba los intereses reales de los trabajadores. Yo y mi hermana nos hicimos de Racing.

Mi mamá, Aurea García, tenía una mercería y la convicción de que la educación era el camino para el ascenso social. En su caso, se probó: sus dos hijas son profesionales y sus nietos, todos universitarios.

Cursé la primaria y la secundaria en la cercana Escuela Normal N° 9 “Domingo Faustino Sarmiento”, en Callao y Corrientes. En esas aulas me formé como maestra normal nacional. Soñaba con estudiar medicina, hasta que una tarde, después de defender con firmeza a una compañera amonestada, una profesora me dijo: “Rial, ¿y por qué mejor no estudia derecho?”.


Abogada

Estudié en la Universidad de Buenos Aires y me recibí de abogada en 1972 con una tesis sobre el aborto en el Código Penal. Al poco tiempo comencé a dar clases con los Dres. Sinigaglia y Hernández -en la cátedra de Derecho Político-, detenidos-desaparecidos durante la última dictadura militar. Paralelamente comencé mi actividad profesional en el derecho laboral, asesorando a trabajadores y sindicatos.

Los años ’70 marcaron mi comienzo en la militancia política, con la participación en la Juventud Universitaria Peronista.


Dictadura y Derechos Humanos

El 27 de abril de 1979 se convocó a la primera huelga general en contra de la dictadura militar. Impulsaban la acción “Los 25”, un grupo de gremialistas que desde el principio de la década del ’70 buscaban la renovación del sindicalismo argentino.

Los militares respondieron con dureza y todos los dirigentes que convocaron a la huelga fueron encarcelados. Entre ellos se encontraban Roberto García del Sindicato de Taxistas, Roberto Digón del Sindicato de Empleados del Tabaco y Raúl Ravitti de la Unión Ferroviaria.

Logar la excarcelación de estos dirigentes sindicales me llevó a ser reconocida en el ámbito laboral y político.


Trabajo

Con la vuelta a la democracia, a mediados de los ’80, retomé la actividad docente y continué con el asesoramiento a organizaciones sindicales. Escribí un libro sobre negociación colectiva y posteriormente fui asesora en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados.

Es en esta época cuando escribí tres de los diez libros que he publicado hasta el momento. Uno de ellos, “Nueva Legislación de Convenciones Colectivas de Trabajo” (1988) fue todo un hito, ya que ayudó a impulsar las negociaciones colectivas, interrumpidas desde 1974 y restablecidas a fines de 1988.

Entre 1991 y 1993 tuve mi primer cargo público, como Gerente de Jurídicos primero, y luego como gerente general de la Administración Nacional de Seguros de Salud (ANSSAL) bajo la conducción de Güerino Andrioni.

También fui asesora del diputado Roberto Digón en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados. Digón se destacó por su oposición a toda la legislación flexibilizadora de la época.


Actividad Internacional

A mediados de los ’90 me convirtí en la primera mujer abogada de la CGT y fui nombrada representante por el sector sindical ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1995, función que desempeñé hasta 2002. En este organismo contribuí a la reelección de Juan Somavía (2008), el primer director sudamericano de la OIT. También presidí 2 veces la Comisión de Aplicación de Normas de la OIT.

Por esta época publiqué un capítulo sobre la participación de la mujer trabajadora en los procesos de integración, en el libro “Integración del MERCOSUR: visión de la mujer”.


Crisis y Compromiso


En mayo de 2002 fui convocada por Graciela Camaño, para desempeñarme como su Secretaria de Trabajo, convirtiéndome así en la primera mujer en ocupar ese puesto.

Desde 2003 acompaño a Carlos Tomada, colega y amigo de toda la vida, en el esfuerzo por recuperar el trabajo como un valor central para generar inclusión social. Para ello, he trabajado incansablemente en la reinstalación de la negociación colectiva como forma de lograr el diálogo social, más trabajo y de mejor calidad para todos, llevando a cabo una gestión que hizo de la recuperación del trabajo un valor central.

En la Secretaría, he impulsado la reinstalación de la negociación colectiva por considerarla una herramienta prioritaria para el diálogo social, la discusión salarial y, sobre todo, para que el trabajo en la Argentina tenga cada vez mayor calidad.

Así, de una cantidad mínima de convenios homologados al salir de la crisis, en 2008 la Secretaría de Trabajo homologó más de 1.500 convenios colectivos y acuerdos salariales.


Familia

A mediados de los años ‘70 y principios de los ’80 nacieron mis dos hijas, Gabriela y Lucía, fruto de una relación con el abogado laboralista y político Enrique Rodríguez.

Soy una feliz abuela desde 2003, tengo dos nietos varones: Marco de 6 y Franco de 1 año.